DE MILLONES, MAYER Y AGUIRRE:
¿JUSTIFICANDO
LA AGRESIÓN COLONIAL?
Los conocidos
investigadores Luis Millones, Renata Mayer y Elim Aguirre nos han
entregado una nueva publicación sobre las identidades nacional y regionales,
recopilando las versiones teatrales, artículos y entrevistas de las últimas
décadas sobre la invasión colonial hispana al Perú, iniciada por Tumbes y Piura
el año 1532. Es el libro editado por la universidad
española de Navarra (2022) El Regreso de los Tallanes, que se
inicia con un resumen de la investigación arqueológica, historiográfica y
lingüística sobre dicha etnia norperuana, pasando luego a presentar las ideas y
sentimientos regionales actuales sobre la fundación colonial de la “Villa San
Miguel de Tangarará” (1), expresados en las mencionadas obras
teatrales y artículos que, casi sin excepción, toman dicha fundación como
constructiva y gloriosa, festejándola cada 15 de agosto (2) junto a las autoridades y pobladores de la
provincia y el departamento.
En la hipótesis del libro
mencionado, tales celebraciones y otros gestos expresarían la reconstrucción o
afirmación de la identidad tallán por la población norteña de hoy, en contra de
la marginación y olvido practicados por el centralismo del Estado peruano.
Hipótesis atractiva pero que requiere un análisis más riguroso e indicadores
más sustanciales, como la práctica del idioma, la religión y sistema
económico-social originario, es decir, la reciprocidad, la redistribución y el
control vertical de pisos ecológicos, el trabajo y la propiedad comunal, entre
otras prácticas ancestrales de los tallanes como etnia andina.
Por otro lado, no se puede
afirmar que esas versiones actuales de la “fundación” de la villa de San Miguel
en Tangarará se realicen “privilegiando la memoria popular”
(Millones y Mayer 2021, p. 301), pues ni en el libro, ni en el artículo citados
se consigna alguna versión oral de habitantes originarios. Al contrario, las fuentes utilizadas por las
autoridades y población, por el teatro y por el libro son —como fuentes directas o indirectas,
explícitas o implícitas— solamente las
crónicas españolas de ese fatídico año 1532.
La interrogante práctica y
deontológica que este proceso histórico nos plantea es si debemos sumarnos a la
celebración de la “fundación” española de la villa San Miguel en Tangarará,
teniendo en cuenta sobre todo que este hecho no se efectuó libremente: ni
por iniciativa, ni decisión, ni protagonismo nativo, sino por
imposición de la foránea fuerza hispana, en una de las más destructivas
“conquistas” de la historia mundial; fuerza reemplazada luego por la República,
que impuso la falaz “modernización” capitalista actual, que también desprecia a
las culturas nativas.
Suman, pues, cinco largos
siglos en los que las clases dominantes y su Estado despreciaron y desprecian,
oprimieron y oprimen a nuestros pueblos, destruyendo o marginando nuestra
economía y tecnología originarias, nuestra tradición y pensamiento, nuestras
comunidades y gobierno, nuestro idioma y tradiciones, tildados de “primitivos,
supersticiosos y caducos”.
La resistencia de los
pueblos originarios contra la marginación republicana fue generalmente aislada;
pero, desde hace unas décadas, colectivos regionales emergentes --mayormente
urbanos e instruidos— asumen consignas regionalistas, que reivindican o
intentan reivindicar a la etnia tallán originaria o, por lo menos, lo que se
sabe o se piensa de su historia.
Pero, en varios casos,
paradójicamente, por el largo predominio de la ideología colonial, las
presentaciones y representaciones exaltan la fundación de villas y ciudades
coloniales, cuya función como parte del proceso de opresión y
explotación no fue conservar el sistema originario, sino –al contrario—
destruirlo, implantando para ello ciudades, villas y reducciones que fueron:
1) Cuarteles
de la fuerza militar del invasor,
2)
Lugares para reclutar mitayos, o sea trabajadores forzados,
3)
Centros de acopio y reparto del tributo “indígena”,
4)
Espacios de adoctrinamiento forzoso en la religión impuesta,
5) Lugares de prisión y castigo contra los pobladores
infractores o rebeldes, con picotas para azotarlos y horcas para matarlos (3)
Pero, debido a que el
Estado y clases dominantes peruanas heredaron y continuaron el sistema
económico colonial, sus falaces versiones se mantienen, presentando las
fundaciones virreinales como aportes al Perú, a la vez que niegan, ocultan o
minimizan su función destructora y opresiva.
La ideología colonial fue continuada en la República, porque la clase
dominante republicana, igual que la virreinal, también estuvo constituida por
terratenientes, burócratas y militares, esta vez “criollos” que se identificaron
con Europa y EE.UU., despreciando a los pueblos originarios.
Superando esa ideología,
la investigación social internacional y peruana ha demostrado que donde antes
teníamos llaktas (pueblos) y kurakasgos andinos eficientes y solidarios, la
Colonia impuso “villas” y “ciudades” para españoles, mientras las
“reducciones” o “pueblos de indios” fueron campos de concentración para
asegurar la mano de obra forzada de los nativos (“mitayos”); y para cobrarles
el “tributo” dos veces al año, entre otras exacciones.
Pero los escolares y la
mayor parte del público peruano, han recibido casi solo la versión que
justifica a los invasores coloniales, presentando como constructivas hasta sus
peores acciones, como dichas fundaciones, claras expresiones del peor racismo y
colonialismo en todo el Perú,
En la región Piura, donde
los invasores convirtieron la llakta originaria tallán de Tangarará en la
“Villa San Miguel de Tangarará”, se ha impuesto una inversión de conceptos y
valores, al interpretar esa agresión como hecho progresivo y glorioso,
ocultando que, en esas fundaciones --al
lado de las haciendas y minas, encomiendas y reducciones, pueblos y ciudades--
los pobladores originarios fueron forzados a trabajar como “mitayos” y pagar
dos veces al año, el “tributo indígena”, además del “diezmo” y gastos de
festividades de una religión ajena.
Entre otros abusos.
Así, la Colonia destruyó
en gran medida la solidaridad, reciprocidad y redistribución andinas,
imponiendo la servidumbre y humillación de los habitantes originarios, mediante
el racista sistema de castas, que calificó al eficiente sistema andino como
“behetría” (desorden). Por esta
ideología feudal y colonial, conservada en plena República, la mayoría de
capitales peruanas antiguas –entre ellas, Lima, Piura, Trujillo, Arequipa y
Huánuco— celebran actualmente sus respectivas “fundaciones españolas”,
festejando así –increíblemente-- la invasión, la opresión, la explotación y el
genocidio.
Asimismo,
en la educación básica y organismos estatales, predomina la versión
colonialista, presentando la fundación de villas y ciudades como progreso,
cuando en realidad formaron parte de políticas expoliadoras y discriminatorias
contra los pueblos andinos. Así, los
actuales discursos y festejos sobre “Tangarará primera ciudad” ocultan la
maldad de la destrucción colonial de nuestras sabias culturas y sistemas
andinos, que fueron de los más humanos y avanzados de toda la historia
universal.
SIETE
HECHOS QUE REFUTAN LA VERSIÓN OFICIAL
Dicha versión de la clase
terrateniente –virreinal y
republicana— es refutada por siete
hechos bien demostrados, pero que muchas veces se ignoran o se ocultan.
1) EXISTENCIA DE TANGARARÁ.-
Tangarará ya existía como llakta o pueblo autóctono tallán. Por tanto, el año 1532, no fue fundada; fue
agredida, sometida y oprimida.
2) AUTORIDADES.- Las primeras autoridades
impuestas en la Villa de San Miguel fueron invasores recién llegados, como Blas
de Atienza. ¿Puede eso ser motivo de alegría y homenaje?
3) MASIVO MAGNICIDIO.- Días antes, los invasores coloniales
asesinaron en Poechos a 24 jefes tallanes (12 kurakas y 12 “segundas
personas”), dejando así sin dirección al pueblo tallán. En la cultura andina, los kurakas eran muy
respetados y amados por su gente. Matar a uno solo tenía un impacto enorme; la
ejecución de casi todos a la vez fue un cataclismo social terrible. Por consiguiente, la llamada “fundación” de
San Miguel en Tangarará se hizo en un clima de desconcierto y miedo, dolor y
terror. ¿Puede eso ser motivo de homenaje y alegría?
4) “EL REQUERIMIENTO”.- Era la declaración
de guerra del gobierno hispano, que obligadamente leían en voz alta todos los
ejércitos españoles invasores, en su primer encuentro con la población
originaria. Era tan cínico que exigía a
los pueblos someterse, so pena de atacarlos, esclavizarlos y exterminarlos.
Veamos un fragmento de ese texto:
“REQUERIMIENTO:
Por ende, … os ruego y requiero que entendáis bien… y reconozcáis a la Iglesia
por Señora y Superiora del universo mundo y al Sumo Pontífice llamado Papa… y
al Rey y la Reina ... como Superiores y Señores y Reyes de esta isla y tierra
firme... Si no lo hicieres…, os certifico que con la ayuda de Dios entraré
poderosamente contra vosotros y os haré guerra por todas las partes y maneras
que tuviere y os sujetaré al yugo y obediencias de la Iglesia y de sus Altezas
y tomaré vuestras personas y las de vuestras mujeres e hijos y los haré
esclavos y como tales los venderé y dispondré de ellos… y os tomaré vuestros
bienes, y os haré todos los males y daños que pudiere”.
Como vemos, este documento
es de una violencia verbal y amenaza real tan descaradas, de una crueldad y
cinismo tan extremos, que evidencian claramente la perversidad de la invasión
colonial, que destruyó toda una sociedad y construyó sólo para los invasores.
5) EL INTENTO TALLÁN LIBERTARIO EN POECHOS.-
Otro hecho esencial ocultado es el derrotado pero digno y heroico intento
tallán de expulsar a los invasores colonialistas, por sus abusos, algunos de
éstos contra las mujeres tallan Para ese
fin, los kurakas tallanes se reunieron en la llakta de Poechos. Pero, al
descubrir este plan, los invasores apresaron a todos esos jefes y sus “segundas
personas”, procediendo a torturarlos y quemarlos, en el citado pueblo de
Poechos, dejando vivo a uno solo, que fue sumiso y colaboró con los invasores (4).
Esta matanza –efectuada
días antes de la “fundación” de la Villa de San Miguel— tuvo un terrible efecto
en la nación tallán, pues en las culturas andinas la formación de gobernantes
era un proceso muy prolongado. Por
tanto, el asesinato de casi todos sus jefes dejó muy debilitado al pueblo
tallán, haciendo muy difícil la resistencia anticolonial. Y fue en ese crítico
periodo de debilidad de la etnia --después de la masacre en Poechos-- que los
invasores impusieron la Villa de San Miguel en Tangarará.
Por
consiguiente, tomando en cuenta que en Poechos 12 kurakas y 12 “segundas
personas” tallanes dieron la vida por su pueblo, es inaceptable el olvido de
este heroico intento ANTICOLONIAL Y LIBERTARIO.
Es peor aún que se asuma como principal celebración piurana, la agresión
colonial, que fue la “fundación” de San Miguel en Tangarará.
6) LA MORTANDAD CAUSADA POR LA INVASIÓN COLONIAL. La
mortandad de tallanes, causada por el hambre, la opresión, la explotación y las
epidemias que sufrieron los pobladores originarios fue muy alta. (Ver tabla 1).
7) EMIGRACIÓN Y FUGA.-
La resistencia de los tallanes de Tangarará
fue tan generalizada que, como lo señala el historiador piurano César
Espinoza Claudio (2020), en apenas los
dos años siguientes, dejaron completamente despoblada la “Villa de San Miguel”:
“La resistencia de los
tallanes se expresó en la fuga y dispersión hacia los montes y dunas
desérticas, quedando despoblado este valle; y en 1534 Hernando Pizarro tuvo que
migrar con sus acompañantes al pie de la sierra de Morropón”.
CONCLUSIONES
Primera.- La “fundación” española de la Villa de San
Miguel en Tangarará no fue un aporte a la identidad regional, sino una grave
agresión del poder colonial contra la población originaria, el pueblo o nación
tallán, que a consecuencia de la invasión hispana sufrió, en los años
siguientes, la enorme mortandad del 87 % de su población.
Segunda.- Lo que principalmente
debemos celebrar como orgullo de la región Tallán --y destacado paradigma nacional— es el unánime intento libertario de todos los
tallanes en Poechos, que –aunque derrotado— fue una heroica proclama de la identidad y la
libertad de los tallanes y demás naciones andinas, luz vigente y que nunca se
apagará.
Citas:
(1) Tangarará es actualmente, caserío del
distrito de Marcavelica, provincia de Sullana, departamento de Piura, en el
Perú
(2) Algunos las celebran esa fecha, otros, el 15 de julio.
(3) Ver Guaman Poma de Ayala: Nueva Crónica y Buen Gobierno
(4)
XEREZ, 1985:
Verdadera relación de la Conquista del Perú, pgs. 79-80.
BIBLIOGRAFÍA
CITADA
COOK, Noble David, 2010: La Catástrofe
Demográfica Andina. Ed. Universidad
Católica del Perú, Lima.
ESPINOSA CLAUDIO, César, 2020: “La
formación del sistema agrario colonial en Piura. Anotaciones sobre la ciudad de
San Miguel y el nacimiento de la hacienda Tangarará”. Investigaciones Sociales
N° 44. UNMSM, Lima.
ESTETE, Miguel de, 1968: “Noticia del
Perú”. En Biblioteca peruana, el Perú a través de los siglos, Tomo I. Lima:
Editores Técnicos Asociados S.A., 347-402.
GARCILASO de la Vega, 1962: Historia general del Perú, segunda parte de
los Comentarios Reales, Vol. X. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
GUAMAN POMA de Ayala: Nueva crónica y buen
gobierno. Edición de Murra, y Adorno. Madrid: Historia 16.
MILLONES, Luis y Renata MAYER,
2021: “Tangarará o la construcción de una identidad. Resucitando el
pasado”. Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, N° 93. Lima-Boston.
MILLONES, Luis, Renata MAYER y Elim AGUIRRE,
2022: El Regreso de los Tallanes. Universidad de Navarra, España.
XEREZ, Francisco, 1985: Verdadera relación de la Conquista del Perú. Madrid: Historia 16.
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