domingo, 2 de octubre de 2022

"La invasión de América: una historia de violencia y destrucción" (A propósito de 12/10/1492)

“En España la conquista de América se ve como un hito histórico, pero en realidad fue una brutal y sangrienta invasión” 

No, al historiador español Antonio Espino López no le gusta hablar de descubrimiento de América ni de conquista de América.

"El verbo invadir es mucho más inequívoco. Implica irrumpir, entrar por la fuerza, así como ocupar anormal e irregularmente un lugar. Y eso es lo que ocurrió en el caso de América", sostiene este catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en historia de la guerra en la Edad Moderna y en la conquista hispana de América.

Es comprensible que Espino López rehúya los términos conquista o descubrimiento. En "La invasión de América: una historia de violencia y destrucción" -un libro publicado por la editorial Arpa- desvela la cultura del terror empleada por los españoles a la hora de invadir el territorio americano.

Amputaciones de manos, ejecuciones en la hoguera, empalamientos, ahorcamientos, aperreamientos en los que se lanzaban grandes perros de combate contra personas, abusos sexuales contra mujeres y niñas y masacres fueron algunos de los métodos empleados por los españoles para someter a las poblaciones locales, según detalla Espino López en su libro.

BBC Mundo ha hablado con él.

La conquista -o invasión, como usted reclama que se llame- de América, ¿fue realmente una historia de violencia y destrucción?

Sí. No fue diferente a cualquier otro proceso de invasión, conquista, sometimiento de un territorio y de los habitantes de ese territorio. A lo largo de la historia siempre ha ocurrido así. Y la invasión y conquista hispana de América no es diferente.

En su libro ofrece muchos y muy documentados ejemplos de la crueldad a la que llegaron los españoles en América. Uno de los métodos que afirma que empleaban contra la población autóctona era la amputación de las manos, y a veces también de las narices y de las orejas. ¿Estaba esa práctica muy extendida?

Sí, fue una práctica muy habitual que ya venía de muy antiguo. Está perfectamente documentado que ya se aplicaba en el imperialismo de la antigua Roma y, desde entonces, se ha empleado.

En las terribles guerras civiles de finales del siglo XX en algunos Estados africanos se cortaba sistemáticamente las manos a los enemigos. Se trata de una práctica típica en aquellas circunstancias o las situaciones en las que se tiene que dominar a grandes grupos de población.

Cuando los efectivos son limitados o cuando todavía no se tiene un control profundo del territorio y de las personas, se emplea el terror para atemorizar a las personas de la forma más contundente posible. En América Latina fue una práctica bastante extendida, se hace mención a ella en muchos textos.

¿Y por qué hacían algo tan abominable?

Los conquistadores con frecuencia cortaban las manos de los habitantes y cauterizaban la herida con aceite hirviendo o con fuego.

Evidentemente, de lo que se trata es que el resto de la comunidad percibiera de manera clara y contundente que el castigo aplicado a esa persona podía extenderse a muchas otras, lo que frenaba su instinto de rebelarse.

Durante el sitio de Cuzco la mutilación de las manos se empleó con mucha asiduidad, ¿verdad?

Sí. Ese fue precisamente un momento muy comprometido, había un grupo muy reducido de españoles que defendían Cuzco, aunque estaban apoyados por unos pocos miles de indios aliados.

Como la presión a la que se sometió a Cuzco en los años 1536 y 1537 fue muy fuerte, cuando los españoles conseguían hacer prisioneros les cortaban las manos para demostrar al resto a lo que se enfrentaban e intentar frenarles.

Pero en el sitio del Cuzco no sólo se cortaron manos a los guerreros enemigos, sino que cuando los conquistadores conseguían atacar alguno de sus campamentos mataban a las familias de los beligerantes, pues los acompañaban en los combates. Recurrían a cualquier tipo de barbaridad con tal de frenar las revueltas contra los intereses españoles.

Otras de esas prácticas aterrorizantes que menciona en su libro es el aperreamiento. ¿En qué consistía?

En el aperreamiento se utilizaban perros de combate y, de nuevo, se trata de una práctica muy antigua que probablemente ya se empleaba en la antigua Grecia.

Se trata de utilizar perros de gran tamaño y de gran poder físico, como alanos o mastines, contra las personas. Es una práctica muy, muy terrible. Hay que imaginarse a una persona indefensa, en ocasiones con las manos atadas, que se tiene que enfrentar a un animal o a varios animales ante los ojos del resto de la comunidad.

Aperramiento

Esa persona moría despezada en cuestión de minutos, y verlo provocaba un fuerte shock en los que lo presenciaban. Un shock tan terrible que anulaba psicológicamente durante mucho tiempo a los que lo veían, si no para siempre.

Y el mensaje que se buscaba lanzar con el aperramiento, de nuevo, era que, si alguien se portaba mal, iba a acabar siendo ejecutada de esa forma tan horrorosa. Yo me imagino que, después de ver un aperramiento, las personas se lo pensarían dos veces antes de rebelarse a los españoles.

¿Y era una práctica habitual?

Sí, es una práctica que se menciona en bastantes sitios. Quizás no estaba tan extendida, o no está tan documentada, como otras.

Pero se trata de una práctica tan abominable que hizo reaccionar a la monarquía española de una forma contundente, lo que revela que se utilizaba. En 1541 se publica un Real Decreto en el que se prohíbe que se críen perros con la intención última de ejecutar a las personas.

Se ha llegado a decir que en algunos casos a esos perros se les alimentaba con carne humana, evidentemente, con carne de indio. Es posible que se considerara que los aperreamientos eran útiles en los primeros momentos de invasión, conquista y asentamiento de América.

Pero que una vez que el sistema colonial ya estaba implantado, algunos españoles empezaron a verlo como algo demasiado abominable.

Hubo reacciones de algunos juristas y, sobre todo, de muchos miembros del clero que empezó a decir que ese tipo de prácticas no eran propias de cristianos ni de gente civilizada como los españoles.

En su libro también menciona ejecuciones en la hoguera, indígenas que eran quemados vivos. Fue sobre todo Pizarro el que utilizó esta práctica, pero no fue el único, ¿verdad?

La tortura fue una práctica extendida en
la conquista de América

No, se utilizó por parte de muchísima gente, sobre todo al principio de la invasión de América. Era un tipo de ejecución que se reservaba sobre todo para los caciques. Porque si se ejecutaba al jefe de una comunidad, de un territorio, de nuevo se estaba mandando un mensaje muy claro.

Al ver el terrible fin que había tenido una persona de su mismo status, otros caciques dejaban de tener ganas de rebelarse.

Las ejecuciones en la hoguera se emplearon mucho en la conquista de las Antillas, en especial en Santo Domingo. Tanto Pizarro como Cortés las utilizaron en situaciones específicas.

Cortés no dudó, por ejemplo, en quemar vivos a un gran jefe mexica y a algunos de sus correligionarios para demostrarle precisamente a Moctezuma y al resto de la sociedad mexica que no toleraría ninguna revuelta ni acción en contra de los intereses españoles.

También habla de los empalamientos…

Esa práctica no era tan habitual, no he encontrado muchas menciones a ella, aparece sobre todo en algunas crónicas sobre la conquista de Venezuela.

El empalamiento parece ser que se empleaba con el objetivo de denigrar a una persona y que se asocia sobre todo al emperador Manco Inca, quien se levantó contra Pizarro y organizó una revuelta para intentar recuperar Cuzco en 1536-1537.

Manco Inca fue derrotado en esa ocasión y se retiró a un territorio cercano, a Vilcabamba, y desde allí organizó durante muchos años la guerra contra los españoles y sus aliados aborígenes, sobre todo en los pueblos indios huancas. Leyendo a los cronistas, parece ser que era Manco Inca quien utilizaba sistemáticamente los empalamientos.

Pero es obvio que los propios españoles y sus aliados indios también la utilizaban. Yo he localizado empalamientos cometidos muy puntualmente por los españoles en Nueva Granada, Venezuela y Perú.

El empalamiento se podía llevar a cabo con el cuerpo de una persona caída en combate o bien con alguien vivo, yo he encontrado los dos casos.

¿Fueron habituales las masacres en la conquista de América?

Las masacres tuvieron lugar en determinadas circunstancias y por motivos variados: porque, por ejemplo, uno de los lugartenientes españoles o directamente los grandes caudillos entienden que se tiene que dar un gran escarmiento.

Es el caso de Alonso de Ojeda que, cuando está intentando conquistar Nueva Andalucía, hoy la costa de Colombia, recurre a las masacres, y también tenemos algún ejemplo de masacre en la conquista de Cuba.

Asimismo Cortés emprende masacres muy, muy importantes; por ejemplo en la de la ciudad de Cholula, justo antes de entrar en Ciudad de México.

En la ciudad de Cholula tuvo lugar una masacre que hoy está muy bien documentada en la que pudieron morir entre 2.000 y 6.000 personas.

También cuando Pizarro capturó a Atahualpa en la ciudad de Cajamarca se puede hablar de masacre, hubo una reacción contra el séquito de Atahualpa y se produjeron bastantes muertes. Pero parece que en ese suceso hay determinados cronistas que tratan de limpiar la imagen de Pizarro, porque según su versión de lo sucedido fue el propio Pizarro el que frenó el impulso de su gente de seguir matando, y aun así probablemente murieron varios cientos de personas, quizás miles de personas.

Hay cronistas que dicen que los hombres de Pizarro le pidieron permiso para comenzar a cortar las manos a los enemigos, y que Pizarro les dijo que no, que ya era suficiente, que no era el momento. Por la propia adrenalina que generan estas situaciones de violencia, la gente iba a más y Pizarro los frenó porque era oportuno.

Pero en las crónicas sí que se encuentran pasajes sobre el uso sistemático de matanzas, matanzas de mayor o menor grado, pero matanzas, al fin y al cabo. Las hubo en Chile, en Yucatán…

La primera conquista de Yucatán es especialmente terrible, se usaron las matanzas porque había una resistencia fuerte. Hubo grandes pérdidas de vidas humanas en los combates y en las matanzas posteriores a los combates.

Carátula del libro "La invasión de América"
de Antonio Espino (España)
Dice usted que también los conquistadores recurrieron a las violaciones de mujeres como arma de guerra para sembrar el terror. Algunas de esas violaciones de mujeres incluso se cometían delante de sus maridos y de sus padres.

En algunas ocasiones así ocurrió, pero son cuestiones mucho más difíciles de documentar, porque en la documentación de la época las mujeres no aparecen al nivel que uno desearía. En la documentación las menciones a las mujeres son bastante escasas.

Y las mujeres aborígenes prácticamente ni aparecen. En todo caso, las que aparecen son las mujeres asociadas con la élite aborigen, que son las que pueden ser objeto de intercambio político, se podían ofrecer al grupo hispano para mantener una buena relación con él.

Algunos testimonios de Bernal Díaz del Castillo y de otros cronistas hablan, en la conquista de México, de que Cortés tuvo que dictar una ordenanza para obligar a sus hombres a seguir una serie de preceptos a la hora de hacer la guerra. Y eso incluía no molestar a las mujeres de los indios aliados, con lo que se dejaba el campo libre para molestar a las mujeres de los enemigos.

Además, una de las formas de compensar a los soldados cuando todavía no se podía repartir un botín en objetos, en oro y plata era permitir hacer esclavos a los varones, que evidentemente tenían un valor, y también hacer esclavas a mujeres, que tenían otro tipo de valor.

Díaz del Castillo recoge, por ejemplo, que la tropa, los participantes en la conquista que no son altos oficiales, se quejaban de que las mujeres esclavizadas más bellas son ojeadas y rápidamente apartadas porque eran para uso y disfrute de la oficialidad, y el resto de las mujeres ya se repartían entre los demás.

Todo eso existió, pero es muy difícil de documentar. Hay algunas voces críticas -algún jurista, algún miembro de la Iglesia- que sí hacen referencia a esas circunstancias, y que son especialmente terribles. Hay autores que han encontrado expedientes de determinados personajes que hoy día consideraríamos directamente pederastas.

¿Por qué todas esas prácticas de las que usted habla no se enseñan en los colegios españoles? ¿Por qué la población española desconoce el nivel de crueldad de los conquistadores de América?

Yo creo que, porque todavía somos rehenes de la historia imperial maravillosa, hay de hecho algún autor que ha hablado de la historia sagrada de la conquista de América.

Eso nos viene de la época franquista, el régimen franquista pretendió -y consiguió- desarrollar una historia imperial de la conquista de América, jugando con la baza de que el final del siglo XV y todo el siglo XVI es el gran momento de la monarquía hispánica.

Y, en ese contexto, se consideraba que no se podía ensombrecer un asunto tan trascendente para la historia de la humanidad como es el descubrimiento de América revelando las fórmulas que se utilizaron para esa invasión, conquista y asentamiento.

El franquismo se apropió de la historia de España con fines ideológicos, y ocultó los elementos más terribles que toda invasión, conquista e imperialismo conlleva. Y esa idea perdura hasta hoy.

El rey Felipe VI, que recientemente viajó a Puerto Rico con motivo de los 500 años de la fundación de San Juan de Puerto Rico, sigue con este discurso típico de que España llevó a América la civilización, la cultura, la lengua, la religión, la tecnología y la palabra libertad. Porque encima cuentan cómo los conquistadores se aliaron con algunos grupos aborígenes para luchar contra otros grupos dominantes que los tenían sometidos, y que por lo tanto "liberaron" a esas poblaciones.

¿Y no es verdad?

Liberaron a las élites de esas poblaciones. A aquellos grupos que se aliaron con los españoles y se enfrentaron a los mexicas o a los incas para intentar no estar sometidos a ellos, de vivir mejor en el sentido de no estar sometidos a estos, les fue muy bien. Pero solamente a esas gentes. A todo el resto de sociedades aborígenes les fue terriblemente mal.

Uno de los argumentos a los que recurren los defensores de la conquista de América Latina es que allí hubo mestizaje, mientras que en la América de Norte no lo hubo…

Es cierto que el mestizaje en América Latina es muy alto. Pero es erróneo pensar en ese mestizaje como algo positivo para las dos partes, cuando fue algo más bien impuesto por los españoles.

En el siglo XVI sólo el 20% -el 25% como máximo- de la población española que se asentó en América eran mujeres. El resto eran hombres, casi todos ellos jóvenes. Y si la población española en América Latina estaba formada por un alto porcentaje de hombres jóvenes y el número de mujeres era muy pequeño, es lógico que hubiera mestizaje.

Fue una colonización muy distinta en ese sentido a la que llevó cabo Inglaterra en el siglo XVII y sobre todo en el XVIII en las colonias de Norteamérica, donde las personas que se trasladaron a esos territorios eran con frecuencia familias enteras. Además, por una cuestión de religión y de raza, esa gente no quería mezclarse con los indios, rechazan a los indios.

Otro de los argumentos que esgrimen los defensores de la conquista de América es que fue heroico solo un puñado de hombres pudieran conquistar todos esos territorios. ¿Se consiguió por medio de una crueldad extrema?

Por un lado, es cierto que hubo crueldad extrema, violencia extrema y terror, sobre todo en el comienzo, cuando los conquistadores tuvieron que imponerse a la fuerza a grupos humanos mucho más numerosos para poder sobrevivir. Y muchos murieron por el camino.

Pero los conquistadores también se dieron cuenta de que necesitaban aliarse con algunos grupos indios de territorios como México, Perú, etcétera, porque si no la guerra no la iban a ganar nunca. Otra de las falacias que nos ha contado el franquismo es el aspecto heroico de que con muy reducidas huestes se consiguió conquistar todo un continente.

Hernán Cortés
Cortés empezó la conquista de México con 600 hombres y llega a tener 2.200. Pizarro, por su parte, consigue la conquista de Perú con menos de 600 hombres europeos. Lo que hasta hace relativamente poco tiempo no nos habían explicado es que fue absolutamente necesaria la fuerza de los aliados aborígenes para derrotar al imperio Mexica y al imperio Inca.

Sin la ayuda de lo que en las crónicas llaman aliados, auxiliares o indios amigos, es imposible que los españoles hubiesen vencido en esos conflictos.

En sociedades más reducidas como las Antillas pudieron más o menos asentarse con los efectivos hispanos. Y en zonas como lo que hoy es Panamá no lo habrían conseguido si no hubiera sido por el uso masivo del terror. Uno de los primeros en utilizar de manera abundante el aperreamiento del que hablábamos antes fue Núñez de Balboa en la zona del Panamá actual.

Muchos aseguran que murieron muchos más indios a causas de las enfermedades que llevaron españoles que por su violencia. ¿Es verdad?

Se puede decir que sí. Las epidemias y enfermedades desconocidas afectaron tanto a la población aborigen como a los conquistadores, aunque a estos últimos en un grado mucho más reducido, y provocaron en la población local una mortandad que difícilmente con las armas se pudo conseguir.

Pero lo que es importante tener en cuenta es que las enfermedades y epidemias se desataron cuando ya se habían iniciado los conflictos y la guerra, cuando ya se había producido un gran quebranto de la población, cuando ya se había impuesto un sistema colonial que se caracterizaba por explotar, muchas veces hasta la muerte, a las personas…

Es en este contexto de destrucción de una sociedad, de destrucción de una religión y de desestructuración de la vida de las personas cuando llegaron las enfermedades, provocando aún más muertes y más destrucción.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reclama que España pida perdón por la conquista de América, de la invasión de América. ¿Cree que España debería hacerlo?

Quizás el término perdón es un poco excesivo. Yo me conformaría con que desde el Estado español se pidieran disculpas públicamente por buena parte de lo ocurrido hace 500 años, reconociendo que se cometieron excesos típicos de cualquier imperialismo, tanto anterior como posterior.

Los norteamericanos llevaron a cabo masacres contra la población aborigen en el siglo XIX, los británicos cometieron auténticas barbaridades en Australia, los turcos cometieron un genocidio contra los armenios, los alemanes cometieron genocidios en África, Leopoldo II de Bélgica cometió un terrible genocidio en el Congo…

Pero nosotros también hicimos muchas barbaridades. Nosotros, los españoles, no somos mejores ni peores que los demás, nos comportamos exactamente igual que cualquier otro imperialismo.

¿Hubo un genocidio en América Latina por parte de los conquistadores?

Me cuesta emplear la palabra genocidio para el caso de América Latina, porque no hubo voluntad de destrucción y de exterminio como sí la hubo por ejemplo en el Congo para aquellos que no querían trabajar en la extracción del caucho.

El caso español en América Latina fue bastante distinto, aunque las consecuencias de las políticas que se aplicaron allí acabaron como si de un genocidio se hubiese tratado. Pero no es un genocidio como tal, porque no había voluntad de exterminio.

El indio era la mano de obra básica para el sistema colonialista español, si se exterminaba a los indios desaparecía la mano de obra.

Lo que pasa es que el deseo por enriquecerse fue tan brutal que no vacilaron en aplicar una violencia enorme cuando lo consideraron necesario. Sobre todo, al principio, cuando los españoles pensaban que los indios eran un bien inagotable. Luego se dieron cuenta de que no, de que eran un bien escaso.

¿Y qué cambiaría si España pidiera perdón?

Yo creo que en el momento en que en América Latina se perciba que hay cierta voluntad por entendernos mejor, por reconocer que se hicieron cosas muy, muy terribles, la presión a la que a veces se somete a la sociedad española desde Latinoamérica se reducirá.

Si España sigue sin reconocer los excesos que se cometieron, la rapiña a la que se sometió a todo un continente, etcétera, es normal que desde determinados ambientes de América Latina si siga reclamando que lo haga.

Se han derribado en América estatuas de Colón, de Pizarro, de Fray Junípero Serra... ¿Lo entiende?

Lo entiendo desde el presupuesto de que se cometieron excesos que España nunca ha reconocido. Colón no sólo fue el almirante que descubrió América, es alguien que a partir de 1492 pone en marcha una empresa de venta de esclavos.

Si no se sabe eso, y en España apenas se sabe, difícilmente se puede entender que se derribe una estatua de Colón. Por su parte Junípero Serra era un misionero, y los misioneros en general eran personas con las mejores intenciones del mundo.

De hecho, fueron utilizados por la monarquía hispánica en la segunda mitad del XVII y a lo largo del XVIII como la cara amable de la conquista. Pero inmediatamente detrás de los misioneros y de sus cruces iban las espadas. Desde ese presupuesto, también puedo entender que la estatua de Junípero Serra sea objeto de crítica política.

Antonio Espino, historiador español
autor del libro "La invasión de América"


martes, 30 de agosto de 2022

“EL REGRESO DE LOS TALLANES”

DE MILLONES, MAYER Y AGUIRRE:

¿JUSTIFICANDO LA AGRESIÓN COLONIAL?

Guillermo Figueroa Luna
(Ex docente de la U.N. de Frontera)

Los conocidos investigadores Luis Millones, Renata Mayer y Elim Aguirre nos han entregado una nueva publicación sobre las identidades nacional y regionales, recopilando las versiones teatrales, artículos y entrevistas de las últimas décadas sobre la invasión colonial hispana al Perú, iniciada por Tumbes y Piura el año 1532.  Es el libro editado por la universidad española de Navarra (2022) El Regreso de los Tallanes, que se inicia con un resumen de la investigación arqueológica, historiográfica y lingüística sobre dicha etnia norperuana, pasando luego a presentar las ideas y sentimientos regionales actuales sobre la fundación colonial de la “Villa San Miguel de Tangarará” (1), expresados en las mencionadas obras teatrales y artículos que, casi sin excepción, toman dicha fundación como constructiva y gloriosa, festejándola cada 15 de agosto (2)  junto a las autoridades y pobladores de la provincia y el departamento.

En la hipótesis del libro mencionado, tales celebraciones y otros gestos expresarían la reconstrucción o afirmación de la identidad tallán por la población norteña de hoy, en contra de la marginación y olvido practicados por el centralismo del Estado peruano. Hipótesis atractiva pero que requiere un análisis más riguroso e indicadores más sustanciales, como la práctica del idioma, la religión y sistema económico-social originario, es decir, la reciprocidad, la redistribución y el control vertical de pisos ecológicos, el trabajo y la propiedad comunal, entre otras prácticas ancestrales de los tallanes como etnia andina.

Por otro lado, no se puede afirmar que esas versiones actuales de la “fundación” de la villa de San Miguel en Tangarará se realicen “privilegiando la memoria popular” (Millones y Mayer 2021, p. 301), pues ni en el libro, ni en el artículo citados se consigna alguna versión oral de habitantes originarios.  Al contrario, las fuentes utilizadas por las autoridades y población, por el teatro y por el libro son  —como fuentes directas o indirectas, explícitas o implícitas—  solamente las crónicas españolas de ese fatídico año 1532.

La interrogante práctica y deontológica que este proceso histórico nos plantea es si debemos sumarnos a la celebración de la “fundación” española de la villa San Miguel en Tangarará, teniendo en cuenta sobre todo que este hecho no se efectuó libremente: ni por iniciativa, ni decisión, ni protagonismo nativo, sino por imposición de la foránea fuerza hispana, en una de las más destructivas “conquistas” de la historia mundial; fuerza reemplazada luego por la República, que impuso la falaz “modernización” capitalista actual, que también desprecia a las culturas nativas. 

Suman, pues, cinco largos siglos en los que las clases dominantes y su Estado despreciaron y desprecian, oprimieron y oprimen a nuestros pueblos, destruyendo o marginando nuestra economía y tecnología originarias, nuestra tradición y pensamiento, nuestras comunidades y gobierno, nuestro idioma y tradiciones, tildados de “primitivos, supersticiosos y caducos”. 

La resistencia de los pueblos originarios contra la marginación republicana fue generalmente aislada; pero, desde hace unas décadas, colectivos regionales emergentes --mayormente urbanos e instruidos— asumen consignas regionalistas, que reivindican o intentan reivindicar a la etnia tallán originaria o, por lo menos, lo que se sabe o se piensa de su historia. 

Pero, en varios casos, paradójicamente, por el largo predominio de la ideología colonial, las presentaciones y representaciones exaltan la fundación de villas y ciudades coloniales, cuya función como parte del proceso de opresión y explotación no fue conservar el sistema originario, sino –al contrario— destruirlo, implantando para ello ciudades, villas y reducciones que fueron:

1)     Cuarteles de la fuerza militar del invasor,

2) Lugares para reclutar mitayos, o sea trabajadores forzados,

3) Centros de acopio y reparto del tributo “indígena”,

4) Espacios de adoctrinamiento forzoso en la religión impuesta,

5) Lugares de prisión y castigo contra los pobladores infractores o rebeldes, con picotas para azotarlos y horcas para matarlos (3)


   Por tanto, exaltar la fundación colonial de villas y ciudades  --complementada después por la imposición de “reducciones” o “pueblos de indios”—  no es compatible con la lucha nativa y peruana de siglos contra la discriminación y opresión de la Colonia y la República.  Ya desde el siglo XVI el obispo Bartolomé de las Casas y los cronistas Garcilaso y Guaman Poma, denunciaron la elevadísima mortandad poblacional, catástrofe que historiadores y demógrafos recientes han demostrado plenamente (Cook 2010 y otros).

Pero, debido a que el Estado y clases dominantes peruanas heredaron y continuaron el sistema económico colonial, sus falaces versiones se mantienen, presentando las fundaciones virreinales como aportes al Perú, a la vez que niegan, ocultan o minimizan su función destructora y opresiva.  La ideología colonial fue continuada en la República, porque la clase dominante republicana, igual que la virreinal, también estuvo constituida por terratenientes, burócratas y militares, esta vez “criollos” que se identificaron con Europa y EE.UU., despreciando a los pueblos originarios. 

Superando esa ideología, la investigación social internacional y peruana ha demostrado que donde antes teníamos llaktas (pueblos) y kurakasgos andinos eficientes y solidarios, la Colonia impuso “villas” y “ciudades” para españoles, mientras las “reducciones” o “pueblos de indios” fueron campos de concentración para asegurar la mano de obra forzada de los nativos (“mitayos”); y para cobrarles el “tributo” dos veces al año, entre otras exacciones.

Pero los escolares y la mayor parte del público peruano, han recibido casi solo la versión que justifica a los invasores coloniales, presentando como constructivas hasta sus peores acciones, como dichas fundaciones, claras expresiones del peor racismo y colonialismo en todo el Perú,

En la región Piura, donde los invasores convirtieron la llakta originaria tallán de Tangarará en la “Villa San Miguel de Tangarará”, se ha impuesto una inversión de conceptos y valores, al interpretar esa agresión como hecho progresivo y glorioso, ocultando que, en esas fundaciones  --al lado de las haciendas y minas, encomiendas y reducciones, pueblos y ciudades-- los pobladores originarios fueron forzados a trabajar como “mitayos” y pagar dos veces al año, el “tributo indígena”, además del “diezmo” y gastos de festividades de una religión ajena.  Entre otros abusos.  

Así, la Colonia destruyó en gran medida la solidaridad, reciprocidad y redistribución andinas, imponiendo la servidumbre y humillación de los habitantes originarios, mediante el racista sistema de castas, que calificó al eficiente sistema andino como “behetría” (desorden).  Por esta ideología feudal y colonial, conservada en plena República, la mayoría de capitales peruanas antiguas –entre ellas, Lima, Piura, Trujillo, Arequipa y Huánuco— celebran actualmente sus respectivas “fundaciones españolas”, festejando así –increíblemente-- la invasión, la opresión, la explotación y el genocidio.

Asimismo, en la educación básica y organismos estatales, predomina la versión colonialista, presentando la fundación de villas y ciudades como progreso, cuando en realidad formaron parte de políticas expoliadoras y discriminatorias contra los pueblos andinos.  Así, los actuales discursos y festejos sobre “Tangarará primera ciudad” ocultan la maldad de la destrucción colonial de nuestras sabias culturas y sistemas andinos, que fueron de los más humanos y avanzados de toda la historia universal. 

SIETE HECHOS QUE REFUTAN LA VERSIÓN OFICIAL

Dicha versión de la clase terrateniente  –virreinal y republicana—  es refutada por siete hechos bien demostrados, pero que muchas veces se ignoran o se ocultan. 

1) EXISTENCIA DE TANGARARÁ.- Tangarará ya existía como llakta o pueblo autóctono tallán.  Por tanto, el año 1532, no fue fundada; fue agredida, sometida y oprimida. 

2) AUTORIDADES.- Las primeras autoridades impuestas en la Villa de San Miguel fueron invasores recién llegados, como Blas de Atienza. ¿Puede eso ser motivo de alegría y homenaje?

3)  MASIVO MAGNICIDIO.-  Días antes, los invasores coloniales asesinaron en Poechos a 24 jefes tallanes (12 kurakas y 12 “segundas personas”), dejando así sin dirección al pueblo tallán.  En la cultura andina, los kurakas eran muy respetados y amados por su gente. Matar a uno solo tenía un impacto enorme; la ejecución de casi todos a la vez fue un cataclismo social terrible.  Por consiguiente, la llamada “fundación” de San Miguel en Tangarará se hizo en un clima de desconcierto y miedo, dolor y terror. ¿Puede eso ser motivo de homenaje y alegría?

4) “EL REQUERIMIENTO”.- Era la declaración de guerra del gobierno hispano, que obligadamente leían en voz alta todos los ejércitos españoles invasores, en su primer encuentro con la población originaria.  Era tan cínico que exigía a los pueblos someterse, so pena de atacarlos, esclavizarlos y exterminarlos. Veamos un fragmento de ese texto:

“REQUERIMIENTO: Por ende, … os ruego y requiero que entendáis bien… y reconozcáis a la Iglesia por Señora y Superiora del universo mundo y al Sumo Pontífice llamado Papa… y al Rey y la Reina ... como Superiores y Señores y Reyes de esta isla y tierra firme... Si no lo hicieres…, os certifico que con la ayuda de Dios entraré poderosamente contra vosotros y os haré guerra por todas las partes y maneras que tuviere y os sujetaré al yugo y obediencias de la Iglesia y de sus Altezas y tomaré vuestras personas y las de vuestras mujeres e hijos y los haré esclavos y como tales los venderé y dispondré de ellos… y os tomaré vuestros bienes, y os haré todos los males y daños que pudiere”. 

Como vemos, este documento es de una violencia verbal y amenaza real tan descaradas, de una crueldad y cinismo tan extremos, que evidencian claramente la perversidad de la invasión colonial, que destruyó toda una sociedad y construyó sólo para los invasores.  

5) EL INTENTO TALLÁN LIBERTARIO EN POECHOS.- Otro hecho esencial ocultado es el derrotado pero digno y heroico intento tallán de expulsar a los invasores colonialistas, por sus abusos, algunos de éstos contra las mujeres tallan  Para ese fin, los kurakas tallanes se reunieron en la llakta de Poechos. Pero, al descubrir este plan, los invasores apresaron a todos esos jefes y sus “segundas personas”, procediendo a torturarlos y quemarlos, en el citado pueblo de Poechos, dejando vivo a uno solo, que fue sumiso y colaboró con los invasores (4).

Esta matanza –efectuada días antes de la “fundación” de la Villa de San Miguel— tuvo un terrible efecto en la nación tallán, pues en las culturas andinas la formación de gobernantes era un proceso muy prolongado.  Por tanto, el asesinato de casi todos sus jefes dejó muy debilitado al pueblo tallán, haciendo muy difícil la resistencia anticolonial. Y fue en ese crítico periodo de debilidad de la etnia --después de la masacre en Poechos-- que los invasores impusieron la Villa de San Miguel en Tangarará. 

Por consiguiente, tomando en cuenta que en Poechos 12 kurakas y 12 “segundas personas” tallanes dieron la vida por su pueblo, es inaceptable el olvido de este heroico intento ANTICOLONIAL Y LIBERTARIO.  Es peor aún que se asuma como principal celebración piurana, la agresión colonial, que fue la “fundación” de San Miguel en Tangarará. 

6)  LA MORTANDAD CAUSADA POR LA INVASIÓN COLONIAL. La mortandad de tallanes, causada por el hambre, la opresión, la explotación y las epidemias que sufrieron los pobladores originarios fue muy alta.  (Ver tabla 1). 

Las barras azules representan la población original -100%-. Las barras rojas representan la mortandad sufrida hasta el año 1602.
FUENTE:  Elaboración nuestra, en base a: Noble David Cook 2010: La Catástrofe Demográfica Andina.

7)  EMIGRACIÓN Y FUGA.- La resistencia de los tallanes de Tangarará  fue tan generalizada que, como lo señala el historiador piurano César Espinoza Claudio (2020),  en apenas los dos años siguientes, dejaron completamente despoblada la “Villa de San Miguel”:

“La resistencia de los tallanes se expresó en la fuga y dispersión hacia los montes y dunas desérticas, quedando despoblado este valle; y en 1534 Hernando Pizarro tuvo que migrar con sus acompañantes al pie de la sierra de Morropón”.  

CONCLUSIONES

Primera.-  La “fundación” española de la Villa de San Miguel en Tangarará no fue un aporte a la identidad regional, sino una grave agresión del poder colonial contra la población originaria, el pueblo o nación tallán, que a consecuencia de la invasión hispana sufrió, en los años siguientes, la enorme mortandad del 87 % de su población.

Segunda.- Lo que principalmente debemos celebrar como orgullo de la región Tallán  --y destacado paradigma nacional—  es el unánime intento libertario de todos los tallanes en Poechos, que  –aunque derrotado—  fue una heroica proclama de la identidad y la libertad de los tallanes y demás naciones andinas, luz vigente y que nunca se apagará.

Citas:

(1)    Tangarará es actualmente, caserío del distrito de Marcavelica, provincia de Sullana, departamento de Piura, en el Perú

(2)    Algunos las celebran esa fecha, otros, el 15 de julio.

(3)    Ver Guaman Poma de Ayala: Nueva Crónica y Buen Gobierno

(4)    XEREZ, 1985:  Verdadera relación de la Conquista del Perú, pgs. 79-80.

BIBLIOGRAFÍA CITADA

COOK, Noble David, 2010: La Catástrofe Demográfica Andina.  Ed. Universidad Católica del Perú, Lima. 

ESPINOSA CLAUDIO, César, 2020: “La formación del sistema agrario colonial en Piura. Anotaciones sobre la ciudad de San Miguel y el nacimiento de la hacienda Tangarará”. Investigaciones Sociales N° 44. UNMSM, Lima.

ESTETE, Miguel de, 1968: “Noticia del Perú”. En Biblioteca peruana, el Perú a través de los siglos, Tomo I. Lima: Editores Técnicos Asociados S.A., 347-402.

GARCILASO de la Vega, 1962:  Historia general del Perú, segunda parte de los Comentarios Reales, Vol. X. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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MILLONES, Luis y Renata MAYER, 2021: “Tangarará o la construcción de una identidad. Resucitando el pasado”.  Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, N° 93. Lima-Boston. 

MILLONES, Luis, Renata MAYER y Elim AGUIRRE, 2022: El Regreso de los Tallanes. Universidad de Navarra, España.

XEREZ, Francisco, 1985:  Verdadera relación de la Conquista del Perú. Madrid: Historia 16.