“En España la conquista de América se ve como un hito histórico, pero en realidad fue una brutal y sangrienta invasión”
No, al
historiador español Antonio Espino López no le gusta hablar de descubrimiento
de América ni de conquista de América.
"El
verbo invadir es mucho más inequívoco. Implica irrumpir, entrar por la fuerza,
así como ocupar anormal e irregularmente un lugar. Y eso es lo que ocurrió en
el caso de América", sostiene este catedrático de
Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en
historia de la guerra en la Edad Moderna y en la conquista hispana de América.
Es
comprensible que Espino López rehúya los términos conquista o descubrimiento.
En "La invasión de América: una historia de violencia y destrucción"
-un libro publicado por la editorial Arpa- desvela la cultura del terror
empleada por los españoles a la hora de invadir el territorio americano.
Amputaciones
de manos, ejecuciones en la hoguera, empalamientos, ahorcamientos,
aperreamientos en los que se lanzaban grandes perros de combate contra
personas, abusos sexuales contra mujeres y niñas y masacres fueron algunos de
los métodos empleados por los españoles para someter a las poblaciones locales,
según detalla Espino López en su libro.
BBC Mundo
ha hablado con él.
La conquista -o invasión, como
usted reclama que se llame- de América, ¿fue realmente una historia de
violencia y destrucción?
Sí. No
fue diferente a cualquier otro proceso de invasión, conquista, sometimiento de
un territorio y de los habitantes de ese territorio. A lo largo de la historia
siempre ha ocurrido así. Y la invasión y conquista hispana de América no es
diferente.
En su libro ofrece muchos y muy
documentados ejemplos de la crueldad a la que llegaron los españoles en
América. Uno de los métodos que afirma que empleaban contra la población
autóctona era la amputación de las manos, y a veces también de las narices y de
las orejas. ¿Estaba esa práctica muy extendida?
Sí, fue una práctica muy habitual que ya
venía de muy antiguo. Está perfectamente documentado que ya se aplicaba en el
imperialismo de la antigua Roma y, desde entonces, se ha empleado.
En las terribles guerras civiles de finales
del siglo XX en algunos Estados africanos se cortaba sistemáticamente las manos
a los enemigos. Se trata de una práctica típica en aquellas circunstancias o
las situaciones en las que se tiene que dominar a grandes grupos de población.
Cuando los efectivos son limitados o cuando
todavía no se tiene un control profundo del territorio y de las personas, se
emplea el terror para atemorizar a las personas de la forma más contundente
posible. En América Latina fue una práctica bastante extendida, se hace mención
a ella en muchos textos.
¿Y por qué hacían algo tan
abominable?
Los conquistadores con frecuencia cortaban
las manos de los habitantes y cauterizaban la herida con aceite hirviendo o con
fuego.
Evidentemente, de lo que se trata es que el resto de la comunidad percibiera de manera clara y contundente que el castigo aplicado a esa persona podía extenderse a muchas otras, lo que frenaba su instinto de rebelarse.
Durante el sitio de Cuzco la
mutilación de las manos se empleó con mucha asiduidad, ¿verdad?
Sí. Ese fue precisamente un momento muy
comprometido, había un grupo muy reducido de españoles que defendían Cuzco,
aunque estaban apoyados por unos pocos miles de indios aliados.
Como la presión a la que se sometió a Cuzco en los años 1536 y 1537 fue muy fuerte, cuando los españoles conseguían hacer prisioneros les cortaban las manos para demostrar al resto a lo que se enfrentaban e intentar frenarles.
Pero en el sitio del Cuzco no sólo se cortaron manos a los guerreros enemigos, sino que cuando los conquistadores conseguían atacar alguno de sus campamentos mataban a las familias de los beligerantes, pues los acompañaban en los combates. Recurrían a cualquier tipo de barbaridad con tal de frenar las revueltas contra los intereses españoles.
Otras de esas prácticas
aterrorizantes que menciona en su libro es el aperreamiento. ¿En qué consistía?
En el aperreamiento se utilizaban perros de
combate y, de nuevo, se trata de una práctica muy antigua que probablemente ya
se empleaba en la antigua Grecia.
Se trata de utilizar perros de gran tamaño y de gran poder físico, como alanos o mastines, contra las personas. Es una práctica muy, muy terrible. Hay que imaginarse a una persona indefensa, en ocasiones con las manos atadas, que se tiene que enfrentar a un animal o a varios animales ante los ojos del resto de la comunidad.
Aperramiento |
Esa persona moría despezada en cuestión de minutos, y verlo provocaba un fuerte shock en los que lo presenciaban. Un shock tan terrible que anulaba psicológicamente durante mucho tiempo a los que lo veían, si no para siempre.
Y el mensaje que se buscaba lanzar con el aperramiento, de nuevo, era que, si alguien se portaba mal, iba a acabar siendo ejecutada de esa forma tan horrorosa. Yo me imagino que, después de ver un aperramiento, las personas se lo pensarían dos veces antes de rebelarse a los españoles.
¿Y era una práctica habitual?
Sí, es una práctica que se menciona en
bastantes sitios. Quizás no estaba tan extendida, o no está tan documentada,
como otras.
Pero se trata de una práctica tan abominable que hizo reaccionar a la monarquía española de una forma contundente, lo que revela que se utilizaba. En 1541 se publica un Real Decreto en el que se prohíbe que se críen perros con la intención última de ejecutar a las personas.
Se ha llegado a decir que en algunos casos a esos perros se les alimentaba con carne humana, evidentemente, con carne de indio. Es posible que se considerara que los aperreamientos eran útiles en los primeros momentos de invasión, conquista y asentamiento de América.
Pero que una vez que el sistema colonial ya estaba implantado, algunos españoles empezaron a verlo como algo demasiado abominable.
Hubo reacciones de algunos juristas y, sobre todo, de muchos miembros del clero que empezó a decir que ese tipo de prácticas no eran propias de cristianos ni de gente civilizada como los españoles.
En su libro también menciona
ejecuciones en la hoguera, indígenas que eran quemados vivos. Fue sobre todo
Pizarro el que utilizó esta práctica, pero no fue el único, ¿verdad?
La tortura fue una práctica extendida en la conquista de América |
No, se utilizó por parte de muchísima gente,
sobre todo al principio de la invasión de América. Era un tipo de ejecución que
se reservaba sobre todo para los caciques. Porque si se ejecutaba al jefe de
una comunidad, de un territorio, de nuevo se estaba mandando un mensaje muy claro.
Al ver el terrible fin que había tenido una persona de su mismo status, otros caciques dejaban de tener ganas de rebelarse.
Las ejecuciones en la hoguera se emplearon mucho en la conquista de las Antillas, en especial en Santo Domingo. Tanto Pizarro como Cortés las utilizaron en situaciones específicas.
Cortés no dudó, por ejemplo, en quemar vivos
a un gran jefe mexica y a algunos de sus correligionarios para demostrarle
precisamente a Moctezuma y al resto de la sociedad mexica que no toleraría
ninguna revuelta ni acción en contra de los intereses españoles.
También habla de los
empalamientos…
Esa práctica no era tan habitual, no he
encontrado muchas menciones a ella, aparece sobre todo en algunas crónicas
sobre la conquista de Venezuela.
El empalamiento parece ser que se empleaba
con el objetivo de denigrar a una persona y que se asocia sobre todo al
emperador Manco Inca, quien se levantó contra Pizarro y organizó una revuelta
para intentar recuperar Cuzco en 1536-1537.
Manco Inca fue derrotado en esa ocasión y se
retiró a un territorio cercano, a Vilcabamba, y desde allí organizó durante
muchos años la guerra contra los españoles y sus aliados aborígenes, sobre todo
en los pueblos indios huancas. Leyendo a los cronistas, parece ser que era Manco
Inca quien utilizaba sistemáticamente los empalamientos.
Pero es obvio que los propios españoles y sus
aliados indios también la utilizaban. Yo he localizado empalamientos cometidos
muy puntualmente por los españoles en Nueva Granada, Venezuela y Perú.
El empalamiento se podía llevar a cabo con el
cuerpo de una persona caída en combate o bien con alguien vivo, yo he
encontrado los dos casos.
¿Fueron habituales las masacres en la conquista de América?
Las masacres tuvieron lugar en determinadas
circunstancias y por motivos variados: porque, por ejemplo, uno de los
lugartenientes españoles o directamente los grandes caudillos entienden que se tiene
que dar un gran escarmiento.
Es el caso de Alonso de Ojeda que, cuando
está intentando conquistar Nueva Andalucía, hoy la costa de Colombia, recurre a
las masacres, y también tenemos algún ejemplo de masacre en la conquista de
Cuba.
Asimismo Cortés emprende masacres muy, muy
importantes; por ejemplo en la de la ciudad de Cholula, justo antes de entrar
en Ciudad de México.
En la ciudad de Cholula tuvo lugar una
masacre que hoy está muy bien documentada en la que pudieron morir entre 2.000
y 6.000 personas.
También cuando Pizarro capturó a Atahualpa en
la ciudad de Cajamarca se puede hablar de masacre, hubo una reacción contra el
séquito de Atahualpa y se produjeron bastantes muertes. Pero parece que en ese
suceso hay determinados cronistas que tratan de limpiar la imagen de Pizarro,
porque según su versión de lo sucedido fue el propio Pizarro el que frenó el
impulso de su gente de seguir matando, y aun así probablemente murieron varios
cientos de personas, quizás miles de personas.
Hay cronistas que dicen que los hombres de
Pizarro le pidieron permiso para comenzar a cortar las manos a los enemigos, y
que Pizarro les dijo que no, que ya era suficiente, que no era el momento. Por
la propia adrenalina que generan estas situaciones de violencia, la gente iba a
más y Pizarro los frenó porque era oportuno.
Pero en las crónicas sí que se encuentran
pasajes sobre el uso sistemático de matanzas, matanzas de mayor o menor grado,
pero matanzas, al fin y al cabo. Las hubo en Chile, en Yucatán…
La primera conquista de Yucatán es
especialmente terrible, se usaron las matanzas porque había una resistencia
fuerte. Hubo grandes pérdidas de vidas humanas en los combates y en las
matanzas posteriores a los combates.
Carátula del libro "La invasión de América" de Antonio Espino (España) |
En algunas ocasiones así ocurrió, pero son
cuestiones mucho más difíciles de documentar, porque en la documentación de la
época las mujeres no aparecen al nivel que uno desearía. En la documentación
las menciones a las mujeres son bastante escasas.
Y las mujeres aborígenes prácticamente ni
aparecen. En todo caso, las que aparecen son las mujeres asociadas con la élite
aborigen, que son las que pueden ser objeto de intercambio político, se podían
ofrecer al grupo hispano para mantener una buena relación con él.
Algunos testimonios de Bernal Díaz del
Castillo y de otros cronistas hablan, en la conquista de México, de que Cortés
tuvo que dictar una ordenanza para obligar a sus hombres a seguir una serie de
preceptos a la hora de hacer la guerra. Y eso incluía no molestar a las mujeres
de los indios aliados, con lo que se dejaba el campo libre para molestar a las
mujeres de los enemigos.
Además, una de las formas de compensar a los
soldados cuando todavía no se podía repartir un botín en objetos, en oro y
plata era permitir hacer esclavos a los varones, que evidentemente tenían un
valor, y también hacer esclavas a mujeres, que tenían otro tipo de valor.
Díaz del Castillo recoge, por ejemplo, que la
tropa, los participantes en la conquista que no son altos oficiales, se
quejaban de que las mujeres esclavizadas más bellas son ojeadas y rápidamente
apartadas porque eran para uso y disfrute de la oficialidad, y el resto de las
mujeres ya se repartían entre los demás.
Todo eso existió, pero es muy difícil de
documentar. Hay algunas voces críticas -algún jurista, algún miembro de la
Iglesia- que sí hacen referencia a esas circunstancias, y que son especialmente
terribles. Hay autores que han encontrado expedientes de determinados
personajes que hoy día consideraríamos directamente pederastas.
¿Por qué todas esas prácticas de
las que usted habla no se enseñan en los colegios españoles? ¿Por qué la
población española desconoce el nivel de crueldad de los conquistadores de
América?
Yo creo que, porque todavía somos rehenes de
la historia imperial maravillosa, hay de hecho algún autor que ha hablado de la
historia sagrada de la conquista de América.
Eso nos viene de la época franquista, el
régimen franquista pretendió -y consiguió- desarrollar una historia imperial de
la conquista de América, jugando con la baza de que el final del siglo XV y
todo el siglo XVI es el gran momento de la monarquía hispánica.
Y, en ese contexto, se consideraba que no se
podía ensombrecer un asunto tan trascendente para la historia de la humanidad
como es el descubrimiento de América revelando las fórmulas que se utilizaron
para esa invasión, conquista y asentamiento.
El franquismo se apropió de la historia de
España con fines ideológicos, y ocultó los elementos más terribles que toda
invasión, conquista e imperialismo conlleva. Y esa idea perdura hasta hoy.
El rey Felipe VI, que recientemente viajó a
Puerto Rico con motivo de los 500 años de la fundación de San Juan de Puerto
Rico, sigue con este discurso típico de que España llevó a América la
civilización, la cultura, la lengua, la religión, la tecnología y la palabra
libertad. Porque encima cuentan cómo los conquistadores se aliaron con algunos
grupos aborígenes para luchar contra otros grupos dominantes que los tenían
sometidos, y que por lo tanto "liberaron" a esas poblaciones.
¿Y no es verdad?
Liberaron a las élites de esas poblaciones. A
aquellos grupos que se aliaron con los españoles y se enfrentaron a los mexicas
o a los incas para intentar no estar sometidos a ellos, de vivir mejor en el
sentido de no estar sometidos a estos, les fue muy bien. Pero solamente a esas
gentes. A todo el resto de sociedades aborígenes les fue terriblemente mal.
Uno de los argumentos a los que
recurren los defensores de la conquista de América Latina es que allí hubo
mestizaje, mientras que en la América de Norte no lo hubo…
Es cierto que el mestizaje en América Latina
es muy alto. Pero es erróneo pensar en ese mestizaje como algo positivo para
las dos partes, cuando fue algo más bien impuesto por los españoles.
En el siglo XVI sólo el 20% -el 25% como
máximo- de la población española que se asentó en América eran mujeres. El
resto eran hombres, casi todos ellos jóvenes. Y si la población española en
América Latina estaba formada por un alto porcentaje de hombres jóvenes y el
número de mujeres era muy pequeño, es lógico que hubiera mestizaje.
Fue una colonización muy distinta en ese
sentido a la que llevó cabo Inglaterra en el siglo XVII y sobre todo en el
XVIII en las colonias de Norteamérica, donde las personas que se trasladaron a
esos territorios eran con frecuencia familias enteras. Además, por una cuestión
de religión y de raza, esa gente no quería mezclarse con los indios, rechazan a
los indios.
Otro de los argumentos que esgrimen los defensores de la conquista de América es que fue heroico solo un puñado de hombres pudieran conquistar todos esos territorios. ¿Se consiguió por medio de una crueldad extrema?
Por un lado, es cierto que hubo crueldad
extrema, violencia extrema y terror, sobre todo en el comienzo, cuando los
conquistadores tuvieron que imponerse a la fuerza a grupos humanos mucho más
numerosos para poder sobrevivir. Y muchos murieron por el camino.
Pero los conquistadores también se dieron
cuenta de que necesitaban aliarse con algunos grupos indios de territorios como
México, Perú, etcétera, porque si no la guerra no la iban a ganar nunca. Otra
de las falacias que nos ha contado el franquismo es el aspecto heroico de que
con muy reducidas huestes se consiguió conquistar todo un continente.
Hernán Cortés |
Sin la ayuda de lo que en las crónicas llaman
aliados, auxiliares o indios amigos, es imposible que los españoles hubiesen
vencido en esos conflictos.
En sociedades más reducidas como las Antillas
pudieron más o menos asentarse con los efectivos hispanos. Y en zonas como lo
que hoy es Panamá no lo habrían conseguido si no hubiera sido por el uso masivo
del terror. Uno de los primeros en utilizar de manera abundante el aperreamiento
del que hablábamos antes fue Núñez de Balboa en la zona del Panamá actual.
Muchos aseguran que murieron
muchos más indios a causas de las enfermedades que llevaron españoles que por
su violencia. ¿Es verdad?
Se puede decir que sí. Las epidemias y
enfermedades desconocidas afectaron tanto a la población aborigen como a los
conquistadores, aunque a estos últimos en un grado mucho más reducido, y
provocaron en la población local una mortandad que difícilmente con las armas
se pudo conseguir.
Pero lo que es importante tener en cuenta es
que las enfermedades y epidemias se desataron cuando ya se habían iniciado los
conflictos y la guerra, cuando ya se había producido un gran quebranto de la
población, cuando ya se había impuesto un sistema colonial que se caracterizaba
por explotar, muchas veces hasta la muerte, a las personas…
Es en este contexto de destrucción de una
sociedad, de destrucción de una religión y de desestructuración de la vida de
las personas cuando llegaron las enfermedades, provocando aún más muertes y más
destrucción.
El presidente de México, Andrés
Manuel López Obrador, reclama que España pida perdón por la conquista de
América, de la invasión de América. ¿Cree que España debería hacerlo?
Quizás el término perdón es un poco excesivo.
Yo me conformaría con que desde el Estado español se pidieran disculpas
públicamente por buena parte de lo ocurrido hace 500 años, reconociendo que se
cometieron excesos típicos de cualquier imperialismo, tanto anterior como
posterior.
Los norteamericanos llevaron a cabo masacres
contra la población aborigen en el siglo XIX, los británicos cometieron
auténticas barbaridades en Australia, los turcos cometieron un genocidio contra
los armenios, los alemanes cometieron genocidios en África, Leopoldo II de
Bélgica cometió un terrible genocidio en el Congo…
Pero nosotros también hicimos muchas
barbaridades. Nosotros, los españoles, no somos mejores ni peores que los
demás, nos comportamos exactamente igual que cualquier otro imperialismo.
¿Hubo un genocidio en América
Latina por parte de los conquistadores?
Me cuesta emplear la palabra genocidio para
el caso de América Latina, porque no hubo voluntad de destrucción y de
exterminio como sí la hubo por ejemplo en el Congo para aquellos que no querían
trabajar en la extracción del caucho.
El caso español en América Latina fue
bastante distinto, aunque las consecuencias de las políticas que se aplicaron
allí acabaron como si de un genocidio se hubiese tratado. Pero no es un
genocidio como tal, porque no había voluntad de exterminio.
El indio era la mano de obra básica para el
sistema colonialista español, si se exterminaba a los indios desaparecía la
mano de obra.
Lo que pasa es que el deseo por enriquecerse
fue tan brutal que no vacilaron en aplicar una violencia enorme cuando lo
consideraron necesario. Sobre todo, al principio, cuando los españoles pensaban
que los indios eran un bien inagotable. Luego se dieron cuenta de que no, de
que eran un bien escaso.
¿Y qué cambiaría si España
pidiera perdón?
Yo creo que en el momento en que en América
Latina se perciba que hay cierta voluntad por entendernos mejor, por reconocer
que se hicieron cosas muy, muy terribles, la presión a la que a veces se somete
a la sociedad española desde Latinoamérica se reducirá.
Si España sigue sin reconocer los excesos que
se cometieron, la rapiña a la que se sometió a todo un continente, etcétera, es
normal que desde determinados ambientes de América Latina si siga reclamando
que lo haga.
Se han derribado en América estatuas
de Colón, de Pizarro, de Fray Junípero Serra... ¿Lo entiende?
Lo entiendo desde el presupuesto de que se
cometieron excesos que España nunca ha reconocido. Colón no sólo fue el
almirante que descubrió América, es alguien que a partir de 1492 pone en marcha
una empresa de venta de esclavos.
Si no se sabe eso, y en España apenas se
sabe, difícilmente se puede entender que se derribe una estatua de Colón. Por
su parte Junípero Serra era un misionero, y los misioneros en general eran
personas con las mejores intenciones del mundo.
De hecho, fueron utilizados por la monarquía
hispánica en la segunda mitad del XVII y a lo largo del XVIII como la cara
amable de la conquista. Pero inmediatamente detrás de los misioneros y de sus
cruces iban las espadas. Desde ese presupuesto, también puedo entender que la
estatua de Junípero Serra sea objeto de crítica política.
Antonio Espino, historiador español autor del libro "La invasión de América" |